Expertos apuestan por video juegos y actividades lúdicas para enseñar matemáticas
Esta fue una de las conclusiones del seminario Matemática con Tecnología organizado por el Centro de Estudios de Avanzada de la Universidad de Chile.
En la ocasión, tres panelistas expusieron distintas experiencias. Por ejemplo, el director del Instituto H-Star de la Universidad de Oxford de Estados Unidos, Keith Devlin, señaló que enseñar la materia con los símbolos matemáticos es inadecuado. “Debemos enseñarla desde la cotidianeidad. Por eso existen simuladores entretenidos y estimulantes que podemos usar en el aula”.
¿Cómo se logra esto?, incorporando los juegos en el aula, explicó. Según Devlin, los videojuegos pueden ser buenas herramientas para el aprendizaje porque motivan y entretienen a los niños. Sin embargo, hay que saber utilizar la herramienta ya que “en el mercado existen juegos educativos que son un engaño para los niños. Estás en la mitad de la acción y tienes que resolver problemas con símbolos matemáticos en la pantalla, con eso el escolar rompe la ilusión de estar jugando”, explicó.
Para el experto, la idea es crear videojuegos que simulen la realidad, debido que “son estos aprendizajes los que a los niños les queda por el resto de su vida. Lo que no se parece la realidad los estudiantes lo aprenden para la prueba y luego se les olvida”, explicó.
Una idea que trata de replicar el proyecto Metáforas de la Universidad de Chile que cada año realiza torneos online sobre la materia. Según el director alterno de la iniciativa, Roberto Araya, la matemática es compleja y aburrida, por lo que es necesario incorporar la tecnología en el aula para motivar más a los estudiantes. “No se trata de jugar por jugar, por eso nos preocupamos de hacer juegos que se adopten a los contenidos del currículo escolar”. A la fecha, más de 300 escuelas han participado del proyecto.
Otra de los puntos a tratar, fue la metodología de las evaluaciones. La experta Krzywacki-Vaino señaló que en su país, Finlandia, “el profesor tiene mucha autonomía para evaluar. No existen las pruebas externas, ni menos estandarizadas. Es el docente quien adopta la metodología a las necesidades de sus alumnos. Tampoco hacemos ranking entre colegios”, señaló.
La experta analizó las salas de clases finlandesas para ver cómo se podía incorporar la tecnología a la enseñanza y concluyó que las evaluaciones no pueden ser las mismas. “Los métodos deben ser moldeables a las exigencias de cada curso y estudiante y no imponer un método estándar para evaluar a todos por igual. La tecnología puede ayudarnos a saber donde están las fallas. Deben ser herramientas diseñadas entre autoridades y profesores”.